AL TERCER DÍA RESUCITÓ DE ENTRE LOS MUERTOS


El día primero de la semana, el siguiente de la Pascua, María Magdalena, acompañada de otras mujeres, fue al sepulcro muy temprano cuando aún era de noche. Al llegar vio que la piedra que lo cerraba estaba movida y corrió a decírselo a Simón Pedro y a Juan. Corriendo pues ambos discípulos y se fueron al lugar del sepulcro. Llegando primero Juan se inclinó vio la sábana vacía, pero no entró; llego luego Simón Pedro, entró y vio el sudario que había estado sobre su cabeza, no entre la sábana, sino envuelto aparte. Ambos discípulos vieron y creyeron, pues aún no se había dado cuenta de la escritura, según la cual era preciso que Él resucitase se fueron de nuevo a casa. María Magdalena se quedó llorando junto al sepulcro y de pronto vio a dos ángeles sentados a la cabecera y a los pies de donde había estado el cuerpo de Jesús, que le dijeron:
- Mujer ¿por qué lloras?
- Porque se han llevado el cuerpo de mi Maestro y no sé dónde lo ha puesto -contestó ella.
La mujer oyó entonces una voz a su espalda que decía:
- ¡María!
Ella, reconociendo la voz de Jesús dijo volviéndose:
¡Maestro!
- No me toques -añadió Jesús al ver que la mujer se echaba a sus pies-, aún no he subido al Padre; pero ve a mis hermanos y diles: "Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios"
Magdalena fue a ver a los discípulos y les anunció las cosas que había visto y oído.